E iremos viendo...

domingo, 24 de agosto de 2014

Chicago

Haber si después de tantos días consigo recordar como fueron las tres noches y dos dias que pasamos en Chicago.
La llegada si que la recuerdo,. Cojimos un taxi desde el aeropuerto hasta el hotel. Y la salida del aeropuerto fue fácil y sin complicaciones. Bueno la verdad es que todo el viaje ha sido fácil y sin cosas raras que le puedan pasar a uno en los aeropuertos (registro de maletas,  vaciado de mochila, cacheos, llevadas a otras habitaciones, etc..) bueno solo el primer vuelo a Javi, pero fue poco.
Aunque eso si llegamos muy tarde al hotel. Fue llegar, intentar cenar algo, y lo único que encontramos abierto fue un Donkin's Donuts que abría las 24 horas, y menos mal que vendían unos bocatas de pechuga de pollo buenísimos y no sólo los clásicos donuts de siempre. Ya que tengo que reconocer que cada vez me apetece comer menos dulce.
En fin, que después del bocata solo daba para una cosa, irse a la cama.
El primer día bajamos justos de tiempo al desayuno, y a pesar de que la china ya andaba recogiendo, nos dio tiempo a poder coger un poco y poder comernoslo, eso si, a los que llegaron después ya les habían cerrado la puerta.
Salimos del hotel preguntando donde estaba el metro, y con mapa en mano, nos pusimos en camino hacia el centro.
Lo más curioso del metro es que va sobre raíles elevados, nada de subterráneo como en otras partes. Para entrar a la estación tienes que subir unas escaleras que te llevan al anden y a las taquillas. Sacas tu billete y ale, mientras vas al destino deseado, vas viendo como vive la gente, como hay una reunión en este o aquel despacho, como trabaja la gente en las oficinas. Es muy chulo.
Eso sí, se mueve más que un garbanzo duro en la boca de un desdentado. Que trajín. Entre la velocidad que coge, las curvas,  el estar sobre unas vigas inestables. Vamos que te zarandea en plan Homer Shimpsom a Bart cuando le engancha del pescuezo. Eso sí, dicen que es muy seguro.
Llegamos a la estación que habíamos dicho de bajarnos rodeados de elevados rascacielos. Estaba todo como en un cogollo circular,  donde el tren daba una vuelta y te ibas bajando según la zona o edificio que desearás bajarte. Tuvimos el acierto que según nos bajamos un Starback nos daba la bienvenida. Que habría sido de mi sin esta cadena de cafeterías.
Que incorporado a esta sociedad me he sentido con mi café en la mano todos los dias, me sentía uno más de ellos.
Y ya con mi chute de cafeína en la mano, esperando a que se enfriara, porque hay que decirlo, caliente si que te ponen el café, nos pusimos a caminar sin rumbo fijo, mirando de un lado a otro y sobre todo hacia el cielo, ya que estas moles de edificios impresionaba verlas. Tanto cristal, acero inoxidable, piedra.
Mirar donde mirases, veías algo distinto. Que si los jardines en la acera tenían música y una especie de lámparas con bombillas de colores,que al ritmo de la música que sonará, se encendian, se apagaban, o cambiaban de color.
Que si unos escaparates con maniquíes que se movían.
La gente al pasar, como vestían, que caras llevaban, los móviles que utilizaban que parecían azulejos de cocina por grandesy por las fundas que utilizaban de decoradas, bolsos, zapatos, complementos.. Todo llama la atención.
Fue un día de no parar de caminar de una calle a otra, giramos por esta, nos metemos por aquella. Mira aquel edificio, vamos hacia allí. Mira esa fachada con un sapo enorme en ella.
Terminamos en los parqués que hay en un lateral de Chicago. Una zona que han ido haciendo parques uno detrás de otro en fila,  manteniendo grandes edificios emblemáticos de separación entre estos.  (Un museo, un ministerio, etc. ) Hasta llegar a una plaza enorme con una fuente que lanza un chorro a gran altura.
En el primer parque estaba el auditorio al aire libre. Era un diseñó de...  super chulo y bonito, haciendo como olas.
Al llegar estaban ensayando un par de números del musical Anni. Uno solo de la banda y otro cantando la niña. Genial la voz de la pequeña, y la banda ya no os cuento.
Y toda la zona de césped donde la gente podía estar tumbada en mantas, llena escuchando, más todo lo que es el auditorio con las sillas.
Debe de ser que en verano y cuando hace bueno, la gente lleva comida y bebida, y se reúnen allí al final de la jornada laboral, ya que además hacen festivales de música y cine gratuitos para todo el mundo, en la mañana para los niños y en la tarde para los ya no tan niños.
Seguimos paseando viendo los parques, y al llegar al último,  vuellllllllta larga por detras volviendo por la zona del río que luego da al mar.
No se lo que pudimos caminar, solo se que mis gemelos ya estaban a la altura del culo y más duros que los de cualquier chulo de gym. Ni un paso más podía dar, que dolor de piernas. Me estaban repitiendo los mismos dolores que días atrás en los parques y que en Madrid antes de venir, y eso empezaba a preocuparme, ya que me quedaba lo mejor, y con piernas así no podía forzar mucho, ya que lo siguiente seria la ruptura de fibras de gemelo que ya me había pasado alguna vez.
Así que con mapa en mano vimos la forma de volver.  En esto estábamos cuando un señor muy amable nos ayudó a buscar la mejor forma, saco su móvil, busco una aplicación y nos indicó que bus coger para llegar antes, ya que estábamos bastante retirados.
Después de indicarnos nos ofreció hasta dinero para el autobús. Gracias Sir, llevamos Ticket subway (bonometro) y de ahí despacito, volvimos al hotel en bus.
Como veis volvimos al hotel cansados y con ganas de un buen baño que me ayudase a relajar la tensión de las piernas, un masaje que me di y ale a  tirarnos a las calles a ver la cara nocturna del ambiente gay de Chicago.
Una cara que la primera noche no estuvo mal.
Primero descubrimos que estábamos como a unos 15 min caminando de donde estaban los bares, tiendas y lugares de ocio del ambiente gay,  y que al entrar en dicho barrio, las farolas estaban en la mitad hacia abajo iluminada por los siete colores de la bandera gay y que era la forma en la que estaba dividida la larga calle. Cada tramo de calle un color distinto.
Luego además tenia un listado de todas los locales que allí había, y que para saber donde estaba cada local, te ponía al lado el color de la calle en el que estaba situado.  
Un ejemplo: La tienda ¿Mary I'm? Color naranja al lado.  Pues ya sabias que la tienda estaba en tal extremo de la calle.
Y así todo, aun así nos recorrimos toda la calle para verla.
Cenamos en un restaurante donde nos recibió un chaval muy mono, pero que según vio que no hablábamos inglés, se desentendió de nosotros y mando a un "Chavo mexicano la mar de relindo" que nos atendió divinamente.
Y de ahi nos aconsejo entrar al único bar que estaría bien en esa noche, y que la verdad si que lo estaba.
Un bar enorme con tres ambientes distintos y muy faxion. Y sobre todo, muy, muy divertido, ya que en todas partes había pantallas de televisión en la cuales ponían números de musicales, y no os podéis imaginar a un centenar de tios cantando a la vez la pieza del Rey León en que el mono enseña a Simba al pueblo. O de la película El Mago de Oz cuando la bruja mala se enfada. O el de la película Sixter Ack de Goopi Wolver, cantando todas las monjas a la vez. Era para ver como gesticulaban, como hacían los pases de baile o los coros.
Ahí había muchas horas de ensayos.
Me lo pase teta viéndoles y escuchándolos cantar y reírme ya no os cuento.
De ahí fuimos a otro bar,  pero como nos habían comentado, este estaba muerto, así que ale, otra cerveza con creo que un sarcasmo del camarero al dejarle Javi un dólar de propina por las dos cervezas, y al hotel a dormir. (Mínimo son dos dólares por cerveza)
Hotel cómodo y limpio, algo pequeña la habitación y la cama, que para cuando se está en pareja muy bien, cuando es con amigo, faltaba medio metro por lo menos. 
Al día siguiente nos pusimos pilas para bajar a desayunar y no nos pusiera mala cara la china, pero joer, nos tuvimos que sentar casi en la recepción en dos sillones ya que no había quien pudiera sentarse de la de gente que había. Al final del salón en un sofá y con dos puff para las piernas como mesa tuvimos que sentarnos.
Ale, mochila a la espalda y al metro elevado de nuevo. Llegada al centro y .... ummm, parece que se esta nublando.
Ha sido un poco nuestro sino en este viaje. No se que dios será el de la lluvia, pero creo que se vino de vacaciones con nosotros.
Coffe de medio litro en la mano y a pasear de nuevo, con algunos planes ya establecidos que teníamos. Subir al edificio más alto para ver la ciudad, paseo en el barco por el canal de la ciudad y ver un musical que hacían en el parque gratuito para todo el mundo.
Empezamos a caminar y solo me dio tiempo a caminar media manzana después de haberme comprado la taza de desayuno de recuerdo, que por cierto me llevo tres de distintos lugares. De algunos sitios no he comprado por miedo a que se rompan y al ser muchas claro, pero me quedé con pena de no poder hacerlo y tener ese recuerdo.
Bueno, que salgo de la tienda y empieza a caer, a caer, a caer, de una forma que ni la moda esa que hay ahora de echarse cubos de agua por encima es parecida.
Truenos, relámpagos, y yo acojonado no, lo siguiente. Las tormentas eléctricas me dan pavor. La última que hubo en Madrid, eran las doce de la noche y yo estaba solo en casa. Fue una tormenta de granizo que cayó hace unos años. Termine encerrado en mi baño, sentado sobre la taza y los pies sobre el cesto de mimbre de la ropa sucia, abrazado a la almohada, diciendo hay mama, hay mamá.
Si,si reiros, pero en la próxima tormenta ya veras como pensáis en mi y en como estaré. Y seguro que alguno se sonríe a mi costa.
Nos refugiamos debajo del soportal de un hotel junto a un Starbucks,  nuestro gran proveedor oficial de wiffi en este viaje y estuvimos haciendo tiempo hasta que escampo. Por fin poco a poco fue parando y pegados a la pared pudimos salir del refugio en el que estábamos, ya que a ratos seguia lloviendo.
Aunque el cielo seguia cubierto, Javi seguia con el capricho de querer subir al edificio tal y ver las vistas de un Chicago mojado y oscuro. Así que detrás de él fui, no sin antes pararme en una pharmacy a comprar un paraguas, pasaba de seguir mojandome, ya que esta vez por aquí no había ni chinos ni negros vendiéndolos por la calle como en Madrid.   ;)
Preguntando llegamos, hicimos poca cola para subir y en 30 segundos subimos 107 piso. 
Madre de dios que velocidad coge ese ascensor, el cerebro bajo a la altura de la pelvis.
No se dice que los hombres pensamos con la cabeza de abajo? Pues yo ahora si.
Superado el mareo salimos a la planta donde tendríamos unas vistas preciosas,  sino hubiera tantas nubes por debajo de nosotros.  Otro Cañón del Colorado en plena ciudad, aunque aquí menos mal veíamos algo más.
Fuimos un par de vueltas viendo toda la ciudad y nos hicimos la foto en la azotea de cristal,  la cual el suelo es de cristal y te ves suspendido en el aire.  Y que por cierto,  la sensación impresiona.
Nos decidimos a bajar en esa caja de velocidad ultrasonica. Entramos y ziummmm.... No había barandilla donde agarrarme, pared en la que apoyar la cabeza, no podía abrir los ojos, y todo mi alma se quedaba varios pisos más arriba, no podía la pobre alcanzarme.
Que malo que me puse. La señora de al lado igual que yo, los dos mirando hacia la pared del ascensos y agarradas cual lápas como si nos fuera la vida en ello, pero ella diciéndo, "respira profundo por la nariz, suelta por la boca". Tuvo que temer que a esa velocidad también saliera mi desayuno hacia arriba.
Al salir me tuvo que sujetar Javi, mis piernas no lo hacían.
Como medianamente pude, salimos del edificio y nos fuimos paseando hacia donde sabíamos que salían los barcos para hacer a las cuatro de la tarde el paseo deseado.
Aprovechamos el tiempo seguir viendo la ciudad y en poder comer algo, y mientras, el tiempo fue clareando. Menos mal.
Al llegar teniamos como media hora por delante, así que aproveche el tiempo de la mejor forma quite se podía hacer.  Mochila de almohada, banco de cama y gorra como antifaz para que la claridad no molestara el sueño.
30 minutos después subiamos al barco.
Con un vaso de cerveza en la mano comenzamos el recorrido por aquel canal que es el orgullo de la gente de Chicago, por el cual pudimos ver la otra cara de los edificios, y los nosecuantos puentes que lo cruzan comunicando ambos lados.
La verdad tengo que decir que.... Dios que calor. En la mañana estaba todo tan oscuro que habían encendido les farolas a las doce del mediodía, además de la que estaba cayendo,  y cuatro horas después no había quien aguantase al sol
El recorrido del tour fue en dos partes. 
La primera,  la ciudad por dentro.
La segunda, abrieron las compuertas que separan el río del mar y salimos a este, haciendo un recorrido por lo que es la costa.
Vuelta de regreso, y de nuevo a caminar dirección hacia el auditorio, donde habíamos visto el día anterior que esa tarde echarían un musical. Debe de ser que no tuvimos bastante con los moz@s de la noche anterior en el bar al escucharles cantar.
El parque estaba hasta arriba de gente, tanto la zona de picnic, como las gradas, así que nos acoplamos en unos escalones que separaban las dos zonas.
Y do comienzo la función. Era un musical, pero en película.. Ohhhhh
Así que al rato nos levantamos y nos fuimos,  ya que no nos enterábamos de nada.
Regresamos al hotel en metro y esa noche Javi prefería quedarse descansando, momento que aprovecho para hacer la colada,  y yo me fui a la zona donde habíamos estado el día anterior.
Lo que paso esa noche  ya queda para mi recuerdo.. ;)
Solo diré que dormí tres horas, ya que a las cinco nos teniamos que levantar para nuestra siguiente escala. 
New York.
501, 502.
1002. 1003. 1004.
DRAFT DAY PELICULA